Por Cora Gamarnik
EL CONTEXTO
Era el final de la llamada “década infame” y gobernaba el país Ramón Castillo, un presidente cuestionado en su legitimidad por amplios sectores sociales debido al fraude electoral de las elecciones de 1938 y al alto grado de corrupción gubernamental existente. En ese contexto histórico se funda en 1942 la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina.
Treinta y tres fotógrafos de diarios y revistas se reunieron con “el objeto de reorganizar la entidad que reune a todos los fotógrafos sin distinción de ideas políticas o religiosas, propendiendo a estrechar vínculos de solidaridad que aseguren protección mutua, tanto social como gremial y un mejoramiento técnico y cultural.[1] Era época de nuevas fundaciones, de fuertes organizaciones gremiales y políticas, de lucha por reivindicaciones múltiples y de sindicalización de los periodistas, entre otros trabajadores.
OTROS INTENTOS
Cuatro años antes se había realizado el Primer Congreso Nacional de Periodistas en la Ciudad de Córdoba y se había instituído el 7 de junio como Día del Periodista. Tan sólo tres meses antes de la fundación de ARGRA la fotografía de prensa ocupaba un lugar destacado gracias a Juan Di Sandro, quién había resultado ganador del Gran Premio Conjunto en el el Salón Nacional de Fotografía en julio de 1942.
Los reporteros ya habían realizado varios intentos de organización: La “Primera Sociedad de Reporteros Gráficos” fundada en 1907 y la “Asociación de Reporters” creada el 6 de noviembre de 1914 [2]. Hubo otros intentos en 1922 y en 1939 pero avatares políticos y administrativos de distinto tipo impidieron la continuidad de estas organizaciones.
LLEGO EL DIA
El 4 de septiembre de 1942 nacería la Asociación de Reporteros Gráficos que logró mantenerse en el tiempo y cumple hoy 70 años. Había una necesidad de institucionalización para regular los derechos de los reporteros gráficos, una profesión desvalorizada al interior de las redacciones y sin un marco regulatorio profesional.
La primer Comisión Directiva estaba compuesta por: Luis Vegezze (presidente), Jesús Ares, Julio Seceri, Pedro Conesa, Rodolfo Nuñez, Emilio Abras, Martín Gonzalez Arrighi, Hector Ancarola, Antonio Padilla, Juan Di Sandro, Alejandro Korn, A. Campos y Manuel Damiano.
PRIMERAS MEDIDAS
Una de las primeras medidas, según consta en el acta Nro 1 de la Asociación, es la creación de un Estatuto de funcionamiento. Se señalaba en su artículo séptimo que podían ser socios activos aquellas personas que “se encuentren en el ejercicio de la profesión (…) con una antigüedad de tres meses”. También se solicitaba que quedaran exentos del pago de la cuota mensual aquellos asociados que estuvieran desocupados o cumpliendo el servicio militar y se proponía la creación de una publicación que se llamaría “El Reportero Gráfico” una revista que recién se lograría editar por primera vez en octubre de 1983, el mismo mes en que retornaba la democracia en Argentina.
En la primera asamblea de la flamante Asociación se dispuso crear un laboratorio fotográfico que estuviera a disposición de los afiliados “para atender el mejoramiento técnico y para los que desearan ampliar sus conocimientos.” Asimismo se preveía su uso para “el desenvolvimiento profesional de los socios desocupados” para lo cuál el fotógrafo Pedro Conesa donó “una cubeta”, lo que quedó registrado en el libro de Actas. Otra de las primeras acciones que planifican es la realización de un censo de los reporteros que se desempeñaban en diarios y revistas.
A un año de su fundación, el 28 de septiembre de 1943, se informa que la Asociación ya contaba con 126 socios activos de los cuáles 82 estaban al día con la cuota.
ARGRA DENUNCIA
Por entonces, la Segunda Guerra Mundial desangraba a Europa y se prolongaba sin que se vislumbre su final. Los insumos fotográficos se habían transformado en un material estratégico. En ese contexto muchas fábricas europeas y norteamericanas limitan las exportaciones.
En Argentina comenzaron a escasear los insumos importados mientras la actividad fotográfica (tanto profesional como aficionada) se encontraba en pleno crecimiento. La actividad fotográfica nacional se veía impedida de funcionar. Los pocos materiales que entraban se repartían entre las grandes empresas del ramo dejando a muchos diarios y a fotógrafos independientes sin material para trabajar. Ante esta situación, la ARGRA le solicita a la empresa Kodak que le asigne una cuota mensual de placas fotográficas a lo que la empresa se niega.
Ese mismo año la Argra denuncia en una nota al entonces Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Vicente Solano Lima, los atropellos y “la forma desconsiderada en que fueron tratados los reporteros y la obstaculización en el desempeño de sus funciones” por parte de la policía provincial.
CREACION DEL ESTATUTO
En junio 1943 se produce un golpe militar encabezado por el general P. Ramírez. Bajo ese gobierno se dicta el decreto 18407 en el que se anuncian medidas estrictas de censura a la prensa. Se suceden entonces nuevas acciones represivas (ahora por parte del nuevo gobierno) que incluían un creciente autoritarismo, la clausura de diarios y el encarcelamiento de periodistas. Simultáneamente el coronel J. D. Perón es designado Secretario de Trabajo y Previsión Social de la Nación y comienza un acercamiento con los trabajadores de prensa de los distintos medios, escuchando y atendiendo sus reclamos. La relación de Perón con trabajadores de base de los distintos medios de prensa se afianza y da sus frutos en 1944 cuando se decreta el Estatuto del Periodista [3], un hecho que como señala el investigador James Cane “tuvo importantísimas consecuencias para la rearticulación de las bases jurídicas e ideológicas de las relaciones entre el Estado, los periodistas y los propietarios de los diarios de circulación masiva.” (Cane, 2007: 31)
Los periodistas y reporteros gráficos habían llevado adelante luchas por conquistas materiales y reconocimiento del trabajo periodístico. Ese estatuto cristalizó en derechos muchos de esos reclamos. Hacer realidad el Estatuto del Periodista le permitió a Perón ganar la adhesión de muchos trabajadores en el mundo de la prensa, un área clave para el desarrollo de cualquier proyecto político: “Perón ganó de este modo la simpatía activa de los productores directos de buena parte de la información.” (Cane, 2007: 39)
Esto significaba un giro fundamental, tanto en la forma en que el régimen militar se relacionaba con la prensa como en el status jurídico de los periodistas, los reporteros gráficos y de los propios diarios y revistas. El Estatuto dio fuerza de ley a la concepción de los periodistas como trabajadores. El decreto modificó el conjunto de la red de relaciones en el campo periodístico: en lugar de silenciar a la prensa como venía sucediendo, el Estatuto permitió que Perón tenga cada vez mayor prestigio entre los trabajadores que influían directamente en la llamada “opinión pública”.
RELACION ENTRE ARGRA Y PERON
En ese contexto la ARGRA profundiza sus relaciones con J. D. Perón. De ese vínculo se conserva una fotografía que fue presentada en un concurso de fotoperiodismo por un reportero que firmó bajó el seudónimo de “Instantáneo” [4]. La fotografía, que se encuentra en el Archivo General de la Nación, está fechada en (circa) 1951 y lleva por título: “Primer reportero gráfico”. Allí puede verse a Perón (quien ya ejercía hace años la presidencia de la Nación) sonriente, con una cámara Speed Graphic, modelo Graphex en la mano y el distintivo de reportero gráfico en su solapa.
En el libro de Actas del 20 de diciembre de 1951 se señala que la Argra hizo entrega de dos credenciales de oro, una para el presidente Perón y otra para su esposa Eva, acreditándolos como los poseedores de las credenciales Nro 1 y Nro 2 respectivamente de la asociación. El presidente de ARGRA de entonces. M. Damiano señala que dicha distinción “confiere (…) a los reporteros gráficos una jerarquía extraordinaria”. Por su parte, Raúl Apold quién era en ese entonces director de la poderosa Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación (SI), recibe también una credencial de oro, la Nro 3 de la Asociación.
En dicho acto, Perón da un discuso agradeciendo la distinción y señala:
”Yo quería cumplir con este requisito de entregarles personalmente la plaqueta que los identifica como reporteros para su trabajo en cualquier parte en que actúan, cuestión que vamos a completar con un decreto del Poder Ejecutivo, por el cuál quien esté provisto de esta credencial tiene acceso absolutamente libre a cualquier lugar que su función lo requiera.”[5]. El día en que Perón y Evita reciben la credencial de reporteros, 20 de diciembre, queda instituido como día nacional del Reportero Gráfico.
La Subsecretaría de Informaciones de la Presidencia de la Nación (SI) era la encargada de difundir la iconografía peronista. Con dicho objetivo se forma la “División Fotográfica” dividida a su vez en dos partes, una dirigida por Emilio Abras que se dedicaba a registrar la actividad política del gobierno y otra, más pequeña que la anterior, dirigida por Angel Libarona, que se ocupaba de documentar las obras públicas de gobierno. (Ver Priamo, Luis, 2001: 173-175). Emilio Abras había sido al mismo tiempo parte de la primera conducción de la ARGRA y es un nexo clave entre la Asociación, Raúl Apold y el propio Perón. En esta época la conducción de la Asociación y la SI mantendrían un estrecho vínculo.
En los primeros diez años de existencia de la Asociación se lograron reinvindicaciones gremiales largamente esperadas y se establecieron vínculos políticos que dejarían huellas en la ARGRA. Quedaba por delante aún una larga historia.